2 oct 2011

Hola! Bueno, al fin acá está el tercer capitulo de la novela:D Leanlo y dejen muchas sonrisas! Besitos:)
Capitulo lll

Leo estaba riendo a carcajadas, mientras Greta refunfuñando, se sacudía la arena de todo el cuerpo.
-Bien, supongo que ya nos vamos para casa…- Suspiró- muero de sueño.
-¡Pero prometiste que compraríamos helado!
Greta revoleó lo ojos y le contestó algo resignada.
- Un helado y regresamos, ¿vale?
-¡Vale!- Gritó Leo y  como si le hubieran dado de repente una descarga eléctrica, comenzó a brincar  y salió corriendo hacia el parador con una sonrisa resplandeciente. Se paró frente a la barra, y saludó a Paul.
Pasaron solo algunos segundos hasta que Greta se reunió con ellos.
-¿Cómo va chicos? – dijo Paul.
- ¡Queremos helado!- Gritó Leo
- Lo que él dijo.- Agregó Greta.
Paul sacó un par de paletas de frutilla de la heladera, como los hermanos acostumbraban a comprar, y le dio una a cada uno. Greta pagó y rápidamente ambos comenzaron a caminar de regreso a casa. Greta moría de sueño, los ojos se le cerraban más y más a cada paso de solo pensar que en pocos segundos abrazaría a su almohada.
Al llegar, Greta saludó a su hermana y abrazó a su madre.
- ¿Qué ocurre? ¿Necesitas dinero, o algo por el estilo?
Greta revoleó los ojos y  entonces Isa la abrazó.
-Bien, en unos minutos almorzaremos.
- No tengo hambre, subiré a dormir.
- Deberías comer algo Greta, ayer tampoco regresaste a cenar…
Greta hizo caso omiso de lo que su madre le decía y subió las escaleras con desgano, como si cargara una mochila llena de piedras en la espalda .Al llegar a su habitación, se tiró a la cama y felizmente abrazó a su almohada. Era lindo abrazar a su madre, aunque no se llevaran muy bien, a veces la extrañaba. Greta se sentía tranquila, en paz. Cerró los ojos y dejó que su mente descansara, pero no duró mucho, en pocos segundos, Greta se sentó  en su cama.
- ¡El diario!
La intriga que se había aguantado durante todo el día, invadió en un segundo todo su cuerpo, y un deseo  irremediable de descubrir aquel pequeño misterio, repico incesablemente en sus pensamientos.
Greta se levantó de la cama y comenzó a revolear la ropa de su placar buscando entre cada pila el pequeño librito que la tenía impaciente hasta que pasados algunos minutos lo halló en el fondo del placar junto a un buzo viejo.
-¡Acá está!- Se dijo para sí
Greta abrió el libro de par en par y observó detenidamente la primera hoja y leyó:
“Para mi pequeña niña, ojalá algún día puedas perdonarme - Paris 9 de noviembre de 1938.”

Greta, observó un poco más la encuadernación, la letra, las texturas de aquel librito…Tocar aquellas hojas le daba una sensación mágica, le provocaba una adrenalina inexplicable. Como si aquel cuadernito le hubiera sido enviado o alguna cosa por el estilo. Volteó la hoja y siguió leyendo.
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“10 de noviembre de 1938.
Pequeña niña, sé que hace mucho tiempo que he partido  y jamás he escrito ni una frase para ti, pero prometo que pronto  de alguna forma intentaré estar contigo. Por el momento no puedo más que rezar por volver a casa y pintar en estas hojas lo mucho que pienso en ti. Cada día que paso aquí es una tortura. Te siento tan lejos, tan distante… Me pregunto si seguirás siendo aquella  que recuerdo, con implacable sonrisa perleada, ojos color café, con tus hermosos vestidos floreados que solías llevar. Como extraño tu sonrisa… Acá ya muy pocos sonríen, y hasta bajo de los efectos del alcohol, a veces veo todo tan triste… Los alemanes no paran de atacar, y yo tengo miedo, a veces pienso que quizás ya nunca regresaré. La guerra está a punto de desatarse en todo el mundo, las pocas señales que mi radio recibe anuncian una segunda guerra mundial segura y a mí me tiemblan las piernas. Cuanto te extraño mi pequeña, cuanto te extraño...”

Entonces, la puerta de la habitación se abrió y su hermana Ema entro avasallante.
-¡Mamá dice que bajes a comer!
Greta rápidamente cerró el diario, y desconcertada observo a su hermana.
- Em… ¿Qué? Dije que no quería comer.
- ¿Que tienes ahí?
- Nada, una libreta nada más.
- Lo que sea, adiós.
Greta se paró volvió a colocar el librito entre su ropa y nuevamente se acostó en su cama.
-Ahora sí me será imposible dormir.- Pensó
Pero si bien aquel misterio rondaba sus pensamientos, su sueño fue más fuerte, y no tardó mucho en quedarse dormida.

- Greta, despierta, son las 7 de la tarde… ¡¡¡Greta!!!
- ¿Que?- Dijo Greta con un tono vago - ¿Qué ocurre?
- Hola que tal, mucho gusto, soy Aaron… ¡y en pocas horas saldré con Alan!
- Ajam…- Dijo Greta sin comprender aún con los ojos cerrados.
- ¿Quieres levantarte y ayudarme a pasar estas horas acompañada? Si continuo así de ansiosa el mundo se quedará sin chocolate.
Greta abrió levemente los ojos, se puso de lado y sosteniéndose la cabeza con la mano derecha, se dedicó a observarla mientras Aaron caminaba de un lado a otro diciendo cosas que  no lograba entender.

- Lunática. Sí, totalmente desquiciada.- Greta suspiro y dejó caer su cabeza nuevamente sobre la almohada. 
- Claro, tú lo dices porque  no eres tú quien saldrá mañana con el amor de su vida. Ni si quiera sabes lo que se siente.
Greta se sentó de golpe sobre su cama algo impresionada.
- Claro, yo no sé cómo se siente ni sé nada de amor. – Se volteó y pensativa comenzó a mirar por la ventana.
- Lo siento, lo siento, en serio, perdóname me excedí.
-Sí, sí lo que digas.
Greta se sintió algo herida aunque no prestó mucha atención, así que se puse de pie y  se fue a dar una ducha. Aaron mientras tanto prendió el ordenador  y esperó a que Greta terminara de bañarse.
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Luego de unos 15 minutos Greta ya estaba de nuevo en la habitación, se encerró en el vestidor y salió rápidamente con el pijama puesto.
-¿Pijama? ¿Piensas pasar toda la noche aquí dentro?
- ¿Se te ocurre algo mejor?
- No lo sé, podríamos ir al parque, seguro todos estarán allí… Tal vez podríamos ir a bailar… Podrías conocer a un chico guapo, no sé, lo que sea…Quizás hasta te enamoras.- Dijo Aaron revoleándole  un almohadón.
- ¿Enamorarme? Ralamente no creo encontrar a alguien que me mueva ni una baldosa. De todas formas si lo hallara me veo horrible, y  hace meses que no compro ropa nueva, no podría gustarle a nadie. No, lo siento, no iré.
- ¿Que te ocurre? Has pasado todo el día durmiendo, estamos en vacaciones, y tú adoras ir a bailar. Así que metete en ese ropero y sal vestida. ¿Vale?
Greta dudó un segundo, se  apoyó contra la pared y pensó la propuesta. Realmente amaba ir a bailar era algo que le agradaba demasiado pero no tenía ganas de probarse mil cosas y que el espejo la defraudara, pero de todas formas, aceptó.
Greta entró al vestidor, sacó una pila de ropa y finalmente se decidió por un vestido con un extraño estampado con manchas azules, violetas y verdes.

- ¿Que tal esto?
- Genial, todos querrán bailar contigo.- Aaron sonrió.
- Pf. De todas formas, supongo que fue más sencillo de lo que esperaba.

 Las dos amigas se pusieron de pie, y pegadas al espejo que se encontraba  junto a la cama de Ema, comenzaron a maquillarse.
Algunos minutos después  ambas se sentaron en la cama totalmente producidas.
- Bien, dime exactamente qué haremos  Aaron.
- Mm, si quieres podemos ir a comer a “la estrella”…-
- Vale de seguro los demás estarán allí.

Greta y Aaron bajaron las escaleras y se sentaron en la mesa frente a la tele. Leo se encontraba mirando los dibujitos y su madre según Leo, había ido a andar en bici. A Greta le resultaba algo extraño que su madre ahora hubiera adoptado aquel hábito de salir a andar en bici por Hendaya y había formulado una clara hipótesis quela conducía a que su madre se veía con alguien.
Cada día al bajar el sol, Isa salía a andar en bici, según ella le gustaba el aire que corría a esas horas y el cielo anaranjado le agradaba por demás. Pero a ella no la engañaba, su madre había conocido a alguien, no le quedaban dudas y cada vez que pensaba en ello una extraña sensación de desengaño abofeteaba sus ilusiones.
Ya hace unos 4 años que los padres de Greta se habían separado. Su padre se había mudado a Madrid con una mujer de unos 10 años que Greta, algo que a ella de solo pensar le causaba  nauseas, pero de todas formas… ¿Qué podría hacer? Greta se sentía tan traicionada al pensar en su padre, que siempre que podía lo evitaba, pero la nueva costumbre de su madre la conectaba a tierra con frecuencia.
Entonces la madre de Greta abrió la puerta y entró en la casa con una amplia sonrisa.
-¿Cómo va todo chicas? ¿Van a salir?
Su madre parecía decirle a gritos que se estaba enamorando y a Greta le dolía profundamente. Más de una vez había fantaseado con que sus padres regresarían  a estar juntos y volverían a ser la familia que eran, pero ahora su madre parecía tan feliz… Greta se sentía bien por ella, pero a la vez le generaba una sensación de disgusto implacable.

- Sí, iremos a la estrella y luego a bailar.
- ¿Comen aquí? Pedí pizza, de la que a ti te fascina…

Greta notó que su madre se esforzaba por mejorar las cosas entre ellas por lo que miró a Aaron y volviéndose a su madre asintió con una pequeña sonrisa.

- Vale, fantástico- Respondió su madre que luego subió a su habitación y colocó plata en la mesa de la tele.
Pasaron solo algunos minutos hasta que el timbre sonó, y Greta suponiendo que sería la pizza tomó la plata sobre la mesa y abrió la puerta.

-Hola, em… la pizza.- Dijo el repartidor con un tono algo nervioso mientras se quitaba el ridículo gorro que llevaba en la cabeza.
- Sí claro.- Dijo Greta reprimiendo una risita.
Entonces Greta le entregó el dinero  y él lo tomó… Ambos se miraron fijamente estudiándose el uno a otro.
-Es tan hermoso…-pensó Greta.
 Era quizás el más guapo de todos los que había visto en Hendaya. Tenía una expresión en el rostro tan cálida, tan contagiosa que solo el hecho de mirarlo le daba ganas de sonreír. Pero su actual pesimismo no tardó en agobiar su mente y rápidamente se deshizo de aquel pensamiento. De todas formas, ¿cómo podría gustarle a él?
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Milena Nahir Suárez


Milee Nahir

2 comentarios:

  1. Ains! Me encanta! ^_^
    Hay mucho para desarrollar, no sólo una cosa, y eso lo hace emocionante.

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  2. Tienes un blog muy bonito, con mucha personalidad :) me gustan mucho tus fotos!!
    Mira, te voy a dejar mi dirección por si te quieres pasar, y si te gusta pues te invito a que me sigas :)
    Un beso grande :)

    curiosidadescuriosas.blogspot.com

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Una sonrisa significa mucho. Enriquece a quien la recibe; sin empobrecer a quien la ofrece. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra.

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